EL ANQUILOSAMIENTO DE LARGOS AÑOS DE ALGUNOS PARLAMENTARIOS
El hecho que algunos
parlamentarios se hallan podido mantener por tanto tiempo, algunos por 20 años
o mas (Es decir desde el establecimiento mismo de la seudo- democracia). Es una
rotunda señal de lo ingenuo que es el chileno como ciudadano. No vale la pena
mencionar nombres, cada uno de nosotros sabe aproximadamente a quienes me
refiero. Personalmente considero inaudito que se de esta característica en
nuestros congresistas, que aparentan ser los representantes del pueblo y, sin
embargo la misma estructura legal que reglamenta estas instituciones del
estado, echan por tierra esta presunción.
Siempre he sido de
la idea que la generalidad de los parlamentarios deben ser removidos de sus
cargos al terminar sus periodos. Porque esto permite la depuración de ambas
cámaras, de diputados y senadores. Mas aun en el caso de nuestro país, en que
el perverso sistema binominal desconoce la voluntad de la mayoría de los
ciudadanos. E impide un sistema de representatividad proporcional.
¿Qué le diría yo a
un parlamentario al terminar su periodo? Algo como esto:
" Compadre su
periodo termino, déjele su puesto a otro.
Lo hizo bien, lo
hizo mal…No importa.
Tome sus cosas,
váyase a su casa y haga su vida normal"
Entonces que es lo
que pasa, el hombre se baja de su burbuja, de su mundo de fantasía. Que lo
apartaba del resto del mundo y de todas sus pellejerías. Y pone nuevamente los
pies en tierra firme, por donde deambulan, sufren y luchan el resto de los
mortales.
¿Pero acaso ocurre
esto con un parlamentario con 20 años de ejercicio en su cuerpo?
Con toda seguridad
respondo que !NO¡. Y soy tajante al afirmar que !NO¡¡¡¡¡
¿Y porque tanta
seguridad en mi respuesta? me preguntaran ustedes. Por lo siguiente:
Porque toda persona
que tienen un buen trabajo con un excelente sueldo y pleno de comodidades, se
acostumbran con mucha facilidad a todas las granjerías que su situación de
privilegio le reportan.
Particularmente
grave es esto en el caso de los parlamentarios, porque son servidores públicos.
Que deben o deberían representar a los electores que los han elegido. Pero no
ocurre esto con los congresistas e incluso con cualquier autoridad que es
elegido por sufragio universal y que se perpetua en el cargo mas allá de lo
razonable. Se empiezan a considerar personas especiales, personas
privilegiadas. Como si fueran una suerte de aristocracia, como si estuvieran
allí por sus propios méritos y olvidan que fue el pueblo quien los puso allí.
Comienzan a creerse reyes, les falta la pura corona, para terminar de creerse
el cuento. Y cuando se dan todas estas condiciones es terreno abonado para la
podredumbre, la miseria moral sin limites y la corrupción a destajo.
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